Historia

Nación Potiguara

Los Potiguara (término "tupi" que significa comedores de camarones) forman parte de la familia lingüística Tupi Guarani y habitaban toda costa de Paraíba, Rio Grande do Norte, Ceará y Maranhão.

Se estima que su población llegaba a cien mil personas, hasta la aparición de los portugueses, en 1500. En el comienzo, los conflictos eran raros; pero, con el tiempo, los indígenas sintieron el usufructo de sus tierras amenazado y reaccionaron con fuerza.

Se empezaba la leyenda de una de las culturas indígenas más valientes de Brasil. A lo largo de los siglos XVI y XVII, los nativos resistieron al proyecto de colonización luso. Se aliaron, primero a los franceses y después a los holandeses. Cuando estos fueron expulsados de Brasil, en 1654, la represalia vino muy rápido y una gran parte de su población desapareció del mapa, pese a la Ley Real de 1548, determinando que se deberían tratar bien a los indios.

Indios del Albert Eckhout

La leyes de protección y reconocimiento seguían siendo escritas, como la Carta de 23 de noviembre de 1700, que establecía una legua de tierra para cada aldea de 100 parejas, lo que después, se confirmó por la Ley de Tierras de 1850 y de la Ley de 1860, que aseguraban las tierras de los indios aldeados.

En la práctica, los indios estaban abandonados a su propia suerte, pero de mantuvieron, con alguna tranquilidad, en el litoral norte de Paraíba, entre los ríos Camaratuba y Mamanguape.

Al comienzo del siglo XX, cuando vivieron relativamente estabilizados en sus tierras, aunque sin la homologación de las demarcaciones, el territorio potiguara fue, una vez más, usurpado por invasores.

Primero, con la construcción de la Companhia de Tecidos Rio Tinto, de la familia de inmigrantes suecos Lundgren (ver sección Los Invasores del Siglo XX), ubicada en las orillas del Rio Mamanguape, donde ocurren grandes deforestaciones.

Demarcación de Potiguara TI en la Bahía de traición. Foto: Tiure 1981

En la década de los setenta, la caña de azúcar, protagonista en el siglo XVII, volvería a la escena, de aquella vez, como monocultivo de las usinas de alcohol, invadiendo y rodeando de cañaverales las limitadas tierras de los nativos.

Los potiguaras, entonces, hicieron cumplir su espíritu guerrero del pasado y fueron a la lucha por sus derechos. Las armas, de esa vez, serían la base de argumentos y convicciones. Se organizaron y buscaron reconocimiento.

En 1991, finalmente, la primera demarcación de la Tierra Indígena Potiguara fue concluida, se ha delimitado un territorio de 21.238 hectáreas. Tras dos años, la TI Jacaré de São Domingos fue homologada, con 5.032 ha.

Sin embargo, la lucha por justicia se mantiene. La TI Potiguara de Monte-Mor, con 7.487, que pretende recuperar las áreas tomadas por la industria textil y por algunas usinas de azúcar, aún necesita ser homologada.

Cerca de la barra del río Guaju, en la Vila do Sagi, en el Rio Grande do Norte, la aldea Trabanda, donde viven 103 familias, no ha tenido siquiera sus 75 hectareas de tierras demarcados. El núcleo representa el último remanente de los indios potiguaras en el Estado, donde, quien allí nace, se le llama potiguar.

Véase también

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