Historia

Los Potiguaras de siglo XXI

Los Potiguaras de siglo XXI tiene sus pies apoyados en el presente, pero el movimiento de rescate de su cultura, tan expresiva en el pasado, es un paso fundamental para que las actuales y futuras generaciones reafirmen su identidad. Las escuelas indígenas han revolucionado ese proceso.

Desde 2002, las treinta y dos aldeas tienen unidades de enseñanza fundamental con profesores bilingües, siendo que, cuatro de ellas (São Francisco, Monte-Mor, Três Ríos y Acajutibiró) también recibieron alumnos de la secundaria.

En esos trece años, mucha cosa cambió. La lengua Tupi, que hasta entonces figuraba de manera inconsciente, en palabras sueltas y aisladas en el medio de frases, en portugués, poco a poco, resurge en la boca del pueblo.

En el comienzo, no había demanda. Hoy, faltan profesores. Muchos quieren participar del ritual del "Toré", incluso los adultos. Es el fortalecimiento de nuestra cultura", dice el profesor Josafá Freire, potiguar autóctono y coordinador del proyecto en toda la Reserva.

Las clases, además de currículo normal de cualquier escuela en Brasil, enseñan también la gramática de la lengua tupi, historia étnica y arte y cultura potiguara.

EL RITURAL SAGRADO

El "Toré" es un ritual sagrado de los indios de noreste brasileño que resistió a todo y a todos. Ni siquiera cientos de años en largos procesos de aculturación han sido capaces de debilitar ese culto que está en la esencia del espíritu guerrero de los Potiguaras.

La ceremonia, cerrada, es una celebración a la identidad y a la unión de las aldeas, y se da en distintas situaciones. Celebrar una cosecha, una conquista, a la muestra de las demarcaciones y homologaciones de sus tierras o, incluso, honores en días de luto.

En el pasado, las batallas vencidas por los Potiguaras contra las fuerzas portuguesas siempre eran celebradas con el “Toré”.

El ritual es bailado en tres círculos superpuestos. En el centro del primer círculo, formado por los niños y adolescentes, quedan los tocadores de bombo (tambor), la gaita (flauta hecha de bambú) y la caja; el segundo anillo está compuesto por los liderazgos (caciques e pajés); en el arco mayor bailan los adultos, siempre en movimientos circulares, en sentido horario.

PINTURA POTIGUARA

La pintura Potiguara es una de sus expresiones culturales más representativas. Usada durante el ritual del “Toré”, ella es la más pura traducción de los ancestrales indígenas.

El achiote reproduce la sangre roja y la fuerza de los guerreros. Extraer su tinta es muy simple. La semilla es abierta, después, con las propias manos, los nativos pintan el rostro.

El color negro de la jagua evoca la Madre Tierra, fuente de energía. Su extracción es mucho más compleja, para ello son necesario tres días en que se necesita revolver el caldo con la ralladura del fruto, a cada dos horas, hasta que llegue a la tonalidad y textura ciertas.

En el Día del Indio, el 19 de abril, se realiza un gran “Toré”, abierto al público, en la aldea São Francisco.

LA RESERVA INDÍGENA

La Reserva de los Potiguaras tiene 33.757 hectáreas (Tierra Indígena Potiguara - 21.238 hectáreas; TI Jacaré de São Domingos - 5.032 ha; y TI Portiguara de Monte-Mor - 7.487 ha), repartidos en tres áreas adyacentes, en los municipios de Baía da Traição, Rio Tinto y Marcação.

Su población está estimada en veinte mil personas, distribuidas en 32 aldeas y en las ciudades de Baía da Traição, Marcação y Rio Tinto.

Cada aldea posee un "cacique". La reserva, como un todo, es comandada por un Cacique General.

Los potiguaras desarrollaron agricultura de subsistencia de cultivos como el maíz, el fríjol, la mandioca, la yuca e ñame; la pesca artesanal, en mar y en los manglares; el extractivismo vegetal de la mangaba, dendé, anacardo y batiputá; y la creación de gallinas, patos, cabras, vacunos y caballos. El turismo de base comunitaria es muy débil, pero merece atención destacada, por ser una forma de la población indígena de tener algún control sobre su desarrollo económico en que los beneficios permanecen dentro de las aldeas.

Véase también

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