El encuentro de las aguas claras del río Guaju con el mar, además de admirable a los ojos, aún sirve en bandeja de plata un baño dulce en el medio de la maresía; sirve como línea de partición e histórica entre los estados de Paraíba y Rio Grande do Norte.
El río ha ganado importancia estratégica y entró en el mapa geográfico de la Colonia en 1611, cuando su recorrido fue definido como el límite entre las nuevas capitanías de Rio Grande do Norte y Paraíba.
Tal medida fue más un intento de los portugueses controlar su territorio a través de la concesión de tierras. Lo que no lograron.
En 1630, los holandeses volvieron a invadir el litoral nordestino, en aquel momento, con éxito. Entraron por el litoral de Pernambuco y se asentaron, encontrando sólo algunos núcleos de resistencia.
La Barra del río Guaju, que divide Paraíba de Rio Grande do Norte, ofrecen un baño dulce, en el medio de la brisa del mar. En el local, donde una pequeña balsa transporte los vehículos entre los dos estados, es posible hacer una tirolina de 80 metros. El lado de Rio Grande do Norte abriga la hermosa Vila do Sagi. El agua coloreada del mar divide el espacio y la atención con los corales de piedra arenisca, expuestas en un primer plan, como gigantes plataformas de roca, en la bajamar.